sábado, 6 de diciembre de 2008

El juego infinito


Durante muchos años pensé que sería imposible lanzar mis pensamientos a la lectura de otros. Creía más bien que ellos permanecerían en la cárcel de este cráneo encerrados como en agobiantes mazmorras. Luego... luego se me ocurrió intentar alguna forma de expresión y terminé siendo partícipe de una experiencia que agradezco sobremanera, una experiencia de diálogo abierto, de polémica en foros virtuales.... El resultado es este libelo fragmentado de pensamientos cuya unidad solo puede pertenecer a mi mente y cuya diversidad se debe en buena parte al diálogo con mis coforenses, que no me han sido casi nunca condescendientes. Las líneas de este libelo están cargadas de la controversia propia de la lid mental con que fueron surgiendo con la sola corrección de mi parte destinada a liberarlas al menos un poco de las referencias concretas dadas en función de la polémica. Aquí, debo aclararlo, mi pensamiento es ampliamente rebasado por la presencia de otros pensamientos y también por la simple presencia de la red, que ha sido mi memoria extra y la fuente de varios de los recortes que osé incluir en medio de esta obra que pretenderá ser en el futuro una obra filosófica aunque no sea más que un panfleto cargado de denuncias e invectivas.

Aquí, después de actuar como corrector y dispuesto a ser mi propio editor virtual, transcribo solo una parte del material que fui generando a través de estos tiempos de constante pensar y teclear, prometiéndome editar en tiempos no lejanos el resto del mismo y del que seguiré tal vez produciendo si la compulsión reflexiva me sigue impulsando. Y bueno...no mencionaré a nadie en concreto de entre los amigos con que me he alegrado y también amargado por diversos motivos, algunos de los cuales me aquejan y alguno de los cuales solo me mueven a no hacerlo, amigos a los que he alegrado y también amargado a mi vez..., pero si quiero convertir este brevísimo prólogo en un agradecimiento nunca en demasía a ellos.

PD: En medio de la desolación reflexiva actual de mi nación, Uruguay, aun soy un uruguayo que intenta hacer más fértil su tierra con pensamientos. Y aún y por mucho tiempo seré un agradecido a quienes trajeron a esta tierra la brisa de sus ansias republicanas. [bajar documento completo, 1352 KB, 344 páginas, en formato pdf ]



Profesor
Fernando Gutierrez

atalamantis@yahoo.com.mx

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