lunes, 7 de julio de 2008

primer ciudadano ilustre del mercosur

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El célebre escritor fustigó la ley europea que conculca derechos de los inmigrantes

Galeano categórico: "Invasores cierran puertas a los invadidos"

Ayer en la sede del Mercosur, el escritor compatriota Eduardo Galeano fustigó ácidamente las normas restrictivas sobre inmigración impuestas por la Unión Europea, afirmando que "Europa, que durante siglos invadió el mundo, cierra las puertas en las narices de los invadidos".

Honores. Galeano recibiendo la distinción por parte de Chacho Alvarez.

Eduardo Galeano fue galardonado ayer como Primer Ciudadano Ilustre del Mercosur, durante una ceremonia a la cual asistieron el canciller de la República, Gonzalo Fernández, y otras altas autoridades nacionales, el intendente municipal de Montevideo, Ricardo Ehrlich, el rector de la Universidad, Rodrigo Arocena, Macarena Gelman, legisladores y otros dirigentes políticos entre los que se destacaban José "Pepe" Mujica y Lucía Topolansky.

Los dos invitados de honor al acto, que se desarrolló en la sede del Mercosur, fueron el presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo, y el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.

Antes del comienzo de la parte oratoria se leyeron las adhesiones de los presidentes de Brasil, Luis Inácio "Lula" Da Silva, de Argentina, Cristina Fernández, de Bolivia, Evo Morales, de Chile, Michelle Bachelet, y de Venezuela, Hugo Chávez.

Tras agradecer el merecido reconocimiento, el homenajeado ensayó una radiografía alegórica de América, afirmando que "nuestra región es el reino de las paradojas". Mencionó a varios prohombres del continente que, pese a nacer en la pobreza, fueron responsables de memorables épicas en el arte, el deporte y otras actividades no menos relevantes.

En ese contexto, evocó que "en 1978, en Bolivia, cinco mujeres voltearon a una dictadura militar. Aunque paradójicamente todo el país se burló de ellas cuando hicieron una huelga de hambre, también toda Bolivia terminó ayunando con ellas hasta que cayó la dictadura".

Galeano recordó haber conocido a Domitila Barrios, "una de esas mujeres porfiadas, quien, en una asamblea de mineros, dijo que nuestro enemigo principal no es el imperialismo, la burguesía ni la burocracia, sino el miedo que llevamos adentro".

Al referirse a la necesidad de construir una América unida e integrada, el escritor ensayó numerosas metáforas de fuerte sesgo testimonial. "Tenemos que juntarnos y no sólo para defender el precio de nuestros productos, sino también para defender el valor de nuestros derechos".

Con relación a las naciones ricas y desarrolladas, precisó que "aunque de vez en cuando simulen riñas y disputas, bien juntos están los pocos países ricos que ejercen la arrogancia sobre todos los demás. Su riqueza come pobreza y su arrogancia come miedo".

Deploró la reciente aprobación, por parte de la Unión Europea, de una ley que restringe sustancialmente los derechos de los inmigrantes, afirmando que "convierte a los inmigrantes en criminales. Es una paradoja de paradojas, porque Europa, que durante siglos invadió el mundo, cierra las puertas en las narices de los invadidos cuando le retribuyen la visita".

Consideró que esa ley "se ha promulgado con una asombrosa impunidad que resultaría inexplicable, si no estuviéramos acostumbrados a ser comidos y a vivir con miedo, miedo de vivir, de decir y de ser. Esta región nuestra forma parte de una América Latina pensada para el divorcio de sus partes, para el odio mutuo y la mutua ignorancia. Sólo estando juntos seremos capaces de descubrir lo que podemos ser, contra una tradición que nos ha amaestrado para el miedo, la resignación y la soledad y que cada día nos enseña a desquerernos, escupir al espejo y copiar en lugar de crear".

Aludió a Simón Rodríguez, un venezolano que, en el siglo XIX, "se dedicó, a lomo de mula, a andar los caminos de nuestra América y a desafiar a los nuevos dueños del poder. Era escuchado por nadie y lo llamaban loco, porque cometía la cordura de creer que debemos pensar con nuestra propia cabeza y proponía una educación para todos y una América para todos".

Galeano añadió que, quince años después de la muerte de ese profético personaje, que afirmaba que América era independiente pero no libre, "Paraguay fue exterminado. El único país hispanoamericano libre de verdad, fue paradójicamente asesinado en nombre de la libertad. No estaba preso en la jaula de la deuda externa, porque no debía un centavo a nadie".

Visiblemente emocionado, Eduardo Galeano recordó al derrocado presidente socialista chileno Salvador Allende, quien, en setiembre de 1973, resistió el golpe de Estado fascista encabezado por Augusto Pinochet y se quitó la vida en la propia casa de gobierno. "La bala de Salvador Allende no mintió", sentenció enfáticamente. Deploró que exista una calle llamada 11 de setiembre, en homenaje a "los verdugos de la democracia", que, a su juicio, debería llamarse Salvador Allende.

También homenajeó al emblemático guerrillero Ernesto "Che" Guevara, a quien calificó "como el argentino más famoso y universal de todos los tiempos. Cuando más lo manipulan y lo traicionan, más sigue naciendo".

Eduardo Galeano culminó su oratoria rindiendo un vibrante tributo al caudillo José Artigas, a quien recordó, en su doloroso exilio paraguayo.

Antes del galardonado, hicieron uso de la palabra el presidente de la Comisión Permanente de Representantes del Mercosur, Carlos "Chacho" Alvarez, y el docente e investigador Daniel Vidart.
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